miércoles, 17 de agosto de 2011

VIOLENCIA Y PSICOANÁLISIS


Por: Eduardo Catalán


“...Creo que los ingleses, y yo me incluyo, son violentos con demasiada frecuencia; si observamos la historia, fui historiador, vemos en cuantas guerras llegamos a estar implicados...”.


Tom Sharpe

Comentario acerca de los disturbios en Londres.





Pese a que ser violento no es una atribución referida a ninguna, etnia o raza en especial; las palabras de Tom Sharpe, no sólo resultan acertadas; sino que plantean -desde su perspectiva- el argumento acerca de la preocupación que actualmente involucra el quehacer de la Psicología, la Sociología, la Antropología, la Filosofía contemporáneas y a ciertos grupos religiosos responsables. La atracción leve, mediana o patológica por la violencia, por el crimen, por los hechos de lesa humanidad impunes, los espectáculos, argumentos violentos -sin que esto signifique que el individuo participe de forma activa en ello-, cada vez más, forman parte del proceso de globalización, sin encontrar una respuesta que no sea culpar, al primero en agredir, a una etnia en especial, a la radicalización de un grupo religioso en particular o a la labor de la industria mediática en general o al avance corporacional y petrolero.



Sin embargo, mucho de esto corresponde a esa atracción por lo mórbido, por presenciar la desgracia, opinar de ella, hacerla su objetivo, ya en un grado patológico. Pero "Más Allá..." de la pulsión del placer, de las exigencias de compensación de la libido, más allá de una respuesta violenta como recurso de supervivencia. Más allá, de un más allá; existe una nefasta inclinación del Ser Humano hacia la necrofilia (1),hacia la crueldad por el hecho de sólo ser cruel. Por hacer sufrir por sufrir, por dejar sufrir a ella a él, a sí mismo, a ellos, a nosotros, a ustedes, a esos, a estos, a esas, a estas, etc, etc. (2)



Infinidad de conjugaciones que todavía encuentran justificación en los viejos clichés, en las racionalizaciones injustificables, en argumentos adrede inconsistentes, a la religión, al fanatismo de cualquier índole. En la medida que la complejidad de la naturaleza humana vaya aceptándose, también se irá controlando y reduciendo el impulso de atravesar la frontera de la violencia sin antes considerarlo.



Sabemos, conocemos las manifestaciones de la sexualidad desde un grado normal hasta extremos depravados. Lo mismo sucede con la violencia y la crueldad: está en el hombre. Pero la gran diferencia es que en la crueldad, en la violencia, no existe un grado que la califique como normal. Se es cruel o no. Tampoco existe todavía un vocablo, un antónimo, que se oponga o defina la “no crueldad”.(3)



Por esto, la violencia, la pulsión de maldad, de crueldad -que muchas veces surge hasta por causas justas-, debe ser rechazada de inmediato, ni bien surja. Este impulso debe ser trabajado, sopesado, considerado, razonado en la interioridad del individuo, antes de pasar a la acción. La violencia es Humana, pero también el raciocinio y por esto, es que se valoran a los grandes hombres y no por lo rudo, lo violento, lo agresivo que hayan sido.



(1)Erich Fromm: Anatomía de la Destructividad

(2)Derrida, Jacques: Estados del Psicoanálisis

(3) Derrida, Jacques: Lenguaje y las Instituciones Filosóficas



miércoles, 10 de agosto de 2011

Universos Paralelos

Por: Eduardo Catalán




Extracto de la novela “La procesión va por dentro”











Griselda Soledad llegó a Magdalena una tarde de otoño gris. Miguelín y Carmela la instalaron junto con sus bultos y sus miles de recuerdos en su nueva casita frente al malecón. Una vez estuvo sola, un chiflón pertinaz abrió con estrépito la ventana y goteando se infiltró insolente la bruma densa; algodonándose entre los acodados y zócalos. Esparciendo éter de luna por las cuatro habitaciones, el modesto bañito y la pequeña cocina con ventana frente al mar. Donde las aves marinas se posaban en espera del pancito remojado con leche.







Y el céfiro costero trajo consigo la presencia de sus muertos. Ese percutir sin fin de pedruscos estrellándose unos con otros -que la Mar Brava zarandeaba abajo-, en su habitación se transformaba en lamentos. Con frecuencia, era Rualdito pidiéndole perdón incansablemente. Otras veces, se convertían en los improperios con los que su padre siempre se dirigía a ella o también, en los insultos del militar abusivo que la maltrataba en la Argentina. Los oía a todos. El llanto de su joven sirvienta, que se quedó en Chile; a la peonada de Laredo. Sobre todo escuchaba los reproches de don Pablo, reclamando su presencia.







Griselda los reconocía desgarrada pero -una tarde soleada-, la tolerancia, mágicamente inundó su ser y las debilidades, las limitaciones, inclusive los abusos que había recibido de todos sus muertos fueron perdonados. Entonces, el tormento de sus visitas se disipó; gozando de una convivencia en perfecta armonía. Porque jamás se marcharon de allí ni si quiera el día que ella se reunió con todos para siempre.







Cada quién buscó una ocupación útil en la casa. Rualdito, tuvo recién oportunidad de enmendarse, correspondiéndole como el buen hijo que ella esperaba fuera siempre. Le aseaba los trastes, doblaba la ropa, limpiaba el baño. Su padre, contaba y le ordenaba correlativamente los billetes; también le ayudaba en las cuentas y le organizaba la alacena. Sus sirvientes y peones no dejaban que hiciese nada, se peleaban por prepararle el desayuno, el almuerzo y la cena. Las mujeres le hilvanaban la costura canturreando las viejas canciones que entonaban en Laredo, mientras hacían sus labores cotidianas. Su marido maduraba la fruta y fortalecía sus flores. Hasta el desalmado de su yerno se aparecía a veces, cuando la albaca estaba fresca.







Don Eduardo, le presentó a sus antepasados. El boticario, también se le aparecía a menudo aliviando sus achaques con su tónico mágico y sus cremas benéficas para la piel y manchas. Hasta las Hermanas Calavera, se quedaban a su lado horas, explicándole al detalle, cómo usarlas. Un día, apareció también el Francisco Valdivia. Irrumpió repartiendo infinitamente tarjetas suyas a cada uno de los presentes. Griselda se emocionó al verlo, recién pudo preguntarle, ¿por qué no regresó ese día? Valdivia le contó que nunca pensó fallarle y que fue un tranvía lo que se interpuso entre ambos.







Griselda aceptaba la visita de cualquier muerto, a sí fuesen extraños. Sólo llegaban y ella los oía contagiándoles la paz que, tanto buscaban vagando por la eterna oscuridad donde se encontraban. Griselda no necesitaba salir de casa para tener con quien hablar. Lo tenía todo dentro de su pequeño mundo y la pasaba mejor en compañía de los muertos, que impacientándose junto a los vivos con sus exigencias de, que lo vendiera todo y se fuera a vivir arrimada en alguna pequeña habitación, cerca de la casa de uno de ellos.







Uno de los extraños con quien mejor se llevó Griselda fue el doctor Estremadoiro. Ni él mismo supo como un buen día llegó a parar hasta allí. Tal vez fue por el tormento que le causaba no poder encontrar en esa oscuridad de lamentos sin respuesta, por el que vagaba su buen amigo don Ideal. Apareció una mañana fría de abril, cuando otro ventarrón le abrió esta vez la puerta de par en par. La anciana dejó su costura levantándose de súbito, dispuesta a reclamar la impertinencia del recién llegado. Pero resultó que el doctor Estremadoiro, que era nuevo en la muerte, había sido arrastrado hasta allí – momentos después de ser sepultado- por una fuerza incontrolable sin que supiese a donde era conducido. Lo primero que hizo al levantarse fue sacudirse el polvo del cementerio, creyéndose todavía vivo. Sorprendido miró a su alrededor, sin reconocer dónde se encontraba.







No tenía ningún recuerdo de su agonía, ni cómo habían sido sus últimos días. Pero sentía un dolor profundo en el alma que le impulsaba a recordar a don Ideal, del cual tampoco sabía nada. Luego de serenarse y de asumir la correspondiente actitud científica, que lo caracterizaba cuando vivía, llegó a la conclusión que, no podía estar más que en otra dimensión, en una de tantas de la que antes se ocupó en investigar, con tanto ahínco.







Griselda no se sorprendió en lo absoluto al verlo, tampoco don Eduardo ni don Pablo que, interrumpieron su eterna partida de ajedrez para darle la bienvenida invitándolo a sentarse junto a ellos, a esperar por siempre un turno, cuando alguno de los dos perdiese. Aunque eso nunca llegaría a suceder, era un consuelo mantener viva cualquier esperanza en ese lugar donde no existía un mañana. El doctor Estremadoiro se convirtió en una pieza fundamental dentro de aquel limbo, dónde todos estaban suspendidos, gracias al amor con que Griselda los recibía.







El doctor Estremadoiro, redefinió la naturaleza etérea de todos, induciéndolos a aceptarse como parte del mundo de Griselda. Única razón y poder que los mantenía aferrados al vínculo terrenal que -fracturado por la muerte-, ahora los sostenía como parte de otro universo paralelo no menos real y del cual un día se desprenderían, también. Sin embargo, todavía era un misterio cual era su papel dentro del mismo, ya que -aún siendo contemporáneo con la mayoría-, nunca se habían relacionado cuando pertenecían al mundo real, tal y como ellos lo percibían. A pesar de todo, el modesto científico, se acopló al grupo como si este hecho insólito fuese una consecuencia lógica de su trayectoria, por el inmenso cosmos que algún día fue tan apasionadamente objeto de su estudio.







Griselda pensaba que esos no eran asuntos de su incumbencia, pero asumía su presencia como algo natural y parte de su nueva realidad. Su trayecto accidentado durante todos esos años, había sido tan variable como sorprendente, desde que abordó el Aconcagua rumbo a destinos remotos. Lo que mayor paz le proporcionó a ella fue el hecho de poder -al fin-, sincerarse con don Pablo, acerca de los pormenores que la acusaban como bígama y que fuera tan cortésmente perdonada por ese hombre que la había amado tanto a su manera, desde el primer día que la vio.







Su primer marido tuvo también descanso eterno, luego de una agonía larga en el abandono de su precario lecho, donde ni el más vil de sus subalternos, se dignó a asistir. La muerte lo sorprendió en la lúgubre soledad de su habitación del destierro, al que fue confinado por los desmanes cometidos durante el periodo que le tocó ser primer mandatario y cruel dictador de su país. Las últimas palabras que profirió en su lecho mortuorio fueron: ¡Griselda, perdóname!







Sucedió lo mismo con su deteriorado padre, al sorprenderlo la parca en medio de una calle fría. Cuando el cadáver fue levantado, mal oliente ya, encontraron grabado en el adoquín de la acera con uñas y sangre: “perdóname Griselda, hija mía”. Único dato acerca de su identidad y que sirvió también como epitafio antes de arrojarlo a una fosa común, donde acababan los vagabundos de su ralea. Y que, el cura del distrito, mencionara apresuradamente entre dientes, conteniendo a duras penas las arcadas para no soltar el vómito sobre el cadáver putrefacto: “Padre de Griselda”, sólo pudo mencionar el hombre de Dios, partiendo de inmediato la carrera a devolver junto a un árbol, su reciente desayuno opíparo.







En general, todos los allí reunidos habían pensado o mencionado a Griselda momentos antes de su muerte. Inclusive, hasta los extraños que la visitaban habían pronunciado su nombre sin saber la razón por la que lo hacían. Todos formaban parte de aquel universo paralelo, al que ahora también pertenecía el doctor Estremadoiro.







Griselda, recibía constantes visitas de los seres vivos, como parte de esta misma teoría. Parentela que llegaba a dejarle costura y que luego recogía sin dejarle un centavo, siquiera. También la visitaban los peones y sirvientes que habían sobrevivido a la desdicha de Laredo y que ahora se dedicaban a labores domésticas en la Capital. A pesar de sus precariedades económicas, jamás se aparecían con las manos vacías. Colmándola de chucherías y alimentos, que Griselda recibía con manos temblorosas, derramando lágrimas a borbotones.







Griselda era una anciana sensible, reblandecida por los achaques de su edad y atacada por la demencia senil.







La estación de Radio Reloj –sintonizada las veinticuatro horas-, la informaba minuto a minuto. Este era su mayor y único vínculo con la realidad. Cuando los vivos se marchaban, pasaba horas comentando las noticias con los muertos y -por supuesto-, que tenían tema para rato. La tarde que la Guardia Civil entró en huelga y los negocios fueron saqueados y el Gobierno impuso el toque de queda a las cinco, coincidió también con el declive de su delicado estado de salud. Tal vez fue escuchar tan duras noticias o simplemente, sólo fue parte del proceso natural lo que ese día le impidió levantarse de la cama. Envuelta dentro de un dramático cuadro de confusión, dejó para siempre el mundo de los vivos coincidentemente, el mismo día que nació, hace 96 años antes.



miércoles, 8 de junio de 2011

Alcances sobre la interpretación de los mensajes o la teoría de lo que no se dice

Por: Eduardo Catalán



En la dinámica de interpretar lo expresado en un texto, nuestro raciocinio pone en juego una serie de factores individuales y sociales que no sólo afloran de forma simultánea, sino que durante el proceso también escapan de nuestro control; actuando como juicios de valor mientras leemos. Los que elaboran textos no están exentos del mismo y, por tal motivo, mucho se les queda en el tintero. Sin embargo, es sorprendente todo lo que puede quedar manifiesto en un escrito, desde la perspectiva de lo que no se menciona.




¿Cómo es posible establecer lo que un autor ha dejado de decir en un escrito, sin llegar a especular de manera irresponsable, con respecto a lo enunciado?






Esto se logra a través de la deconstrucción sincrónica de un texto -sea ficticio o real- y que haya sido planteado dentro de un espacio tiempo formal (cronología), para luego romper la aparente estructuración lógica en la que está basado. De esta manera se puede develar cualquier argumento oculto, intencional o condicionado que esté operando inmerso en el mismo.






Para que esto sea posible, tenemos que empezar respondiendo una serie de preguntas relativas tanto al entorno del autor, como al de los argumentos que maneja. Al mismo tiempo hay que cuestionarse sobre el objeto del mensaje. También establecer desde dónde se habla; qué voz se usa y en qué tono. Por último a quién se dirige y en qué términos. Cuanto mayor sea el escrutinio, mejor será el entendimiento.






En otras palabras, antes de emitir un juicio de valor respecto a un enunciado debemos empezar por identificar primero el estrato socioeconómico y los criterios ideológicos que maneja el autor. Si bien esta información no figura de manera explícita en todo texto, es posible leerla entre líneas a través de la exposición de argumentos. Del mismo modo debemos identificar la voz, es decir el tono; esto nos ayudará a establecer desde dónde nos habla. Es decir, qué postura asume el autor mientras escribe. Es condescendiente, paternalista, autoritario, fraterno, solidario, etc. Esto tampoco figura de manera expresa, sin embargo también se puede traslucir del texto.






Una vez identificado el que habla o de quién se trata el emisor, pasaremos al mensaje expreso. No sin antes establecer a quién se dirige y qué terminología utiliza. También podemos -si nos es posible-, determinar qué grupos se expresan como él y cuáles son sus intereses. Las reiteraciones, el abuso de lugares comunes, la extensión argumentativa, la dramatización, la condescendencia, etc. Evidencian también las intenciones detrás de los argumentos. Es decir que, paralelamente a un texto nos enfrentamos a un cúmulo de información que el mismo escrito sugiere, sin necesidad de que figure expresamente en él y que es necesario tener en cuenta antes de emitir nuestra opinión acerca de algo. Toda esta información y alguna otra más que sugiera la intuición –por más descabelladas que parezcan- se desprenden del texto y pertenece a todo lo que el autor no dice.






A simple vista, parecieran estar siempre de acuerdo y en armonía tanto los factores explícitos como los implícitos en los argumentos que apelan a la razón o los que revelan hechos comprobables o de los que hacen denuncia o también de los que plantean soluciones inmediatas extendiendo información especializada. Sin embargo, el significado real de un texto estará sujeto siempre, más a lo que connota que a lo que denota. Inclusive, los postulados científico-matemáticos encierran detrás de sus enunciados una mecánica laboriosa, que si no somos entendidos en la materia, muchas veces ni comprendemos.






Lo mismo sucede con los textos densos que orbitan alrededor de conceptos generales y cuya intención al ser elaborados está sesgada más por elementos de reconocimiento, exhibición y narcisismo, que por el hecho de revelar información útil, apelando al entendimiento. Por suerte, nuestra capacidad eurística nos permite asociar ciertos detalles dentro de cualquier texto y vincularlos con la propia experiencia, para emitir una opinión y salir airosos sin tener que confrontar nuestra ignorancia en determinadas áreas. Sin embargo esta capacidad intuitiva, con frecuencia nos juega malas pasadas y terminamos convenciéndonos que -eso que hemos entendido- es precisamente lo que un texto dice o trata de decir.






Identificación, mimetismo, reconocimiento, simpatías, afinidades, intereses creados, frustraciones, competencia, antagonismos, y cualquier otro fin ulterior alojado en el complicado universo individual del raciocinio son los elementos que se anteponen, cuando elaboramos un juicio de valor. Los prejuicios, los condicionamientos psicológicos, las diferencias de clase, las económicas, las políticas, las ideológicas, las religiosas, las culturales y las distancias geográficas determinan las prioridades y el orden en que estos factores actúan al momento de la dinámica del entendimiento. Tampoco es del desconocimiento de los que emiten mensajes, la forma en la que el público responde. Por ello, sus estrategias están también elaboradas en función a estos elementos. Es a este referente al que comúnmente apelan los medios cuando afirman que su programación y contenido se basa de manera “exclusiva” en lo que la gente pide.






Es indiscutible que la industria mediática identifica nuestras “necesidades” como público; tanto como, que nos tiene a expensa suya. Dado que, en la mayoría de los casos desconocemos sus intenciones con respecto a nuestras respuestas y terminamos convertidos en marionetas de sus propósitos. Esta situación resulta asimétrica y de una reciprocidad unilateral; no promueve respuestas o comportamientos que apelen a la razón sino, más bien, a las pulsiones del deseo para sublimar las expectativas de satisfacción.






Aunque parezca mentira, mucho de lo que creemos ser, nos lo ha sido impuesto de esta manera. Gran parte de nuestras opiniones no nos pertenecen y sólo son producto del medio que consumimos; ya sea porque nos identificamos con él o es el que está de moda o el que maneja la verdad, tal y como ellos quieren que la entendamos. También, porque es el medio que mejor expresa nuestras ideas políticas, sociales, económicas o religiosas. Cabe resaltar que, por nuestra condición de seres comunes y corrientes o por la de ser sólo ciudadanos de a pie o por el hecho de pertenecer a la muestra anónima de un público vasto, heterogéneo y geográficamente disperso; estamos desprotegidos frente al bombardeo indiscriminado de mensajes, que el poder mediático emite diariamente y cuyo objeto primordial consiste en ganar nuestra Voluntad a su favor. Ya sea para votar, comprar, leer, opinar, creer, conmover, donar, compartir, etc.






Frente a esta situación, ¿cuál debe ser nuestra postura cómo público, cómo lector? ¿Cómo ejercer nuestros Derechos de libre opinión y pensamiento y al mismo tiempo ser miembro o simpatizante de alguna agrupación política o religiosa, sin que esto signifique estar alienado o adoctrinado? ¿O con la voluntad hecha pedazos, a expensas de las exigencias del mercado?






Para despejar estas interrogantes es necesario adentrarnos en el área de los planteamientos del Estructuralismo, del Decontructivismo y de la Hermenéutica. Por supuesto que, establecer en este momento los conceptos que alrededor de estas disciplinas se manejan, resultaría no sólo extenso e innecesario, sino además pretencioso y narcisista. Dado que, nuestro interés está centrado en encontrar una herramienta práctica para la valoración de los mensajes y no en la exposición teórica del fundamento filosófico de las mismas.






Sin embargo, es posible acercarnos a ellas a través de sus métodos de análisis con respecto a lo que percibimos y a lo que genuinamente debemos entender de cualquier texto o mensaje. Estas disciplinas intentan universalizar la aplicación de la teoría de lo que no se dice, frente a lo que se enuncia expresamente para acercarnos lo más posible al entendimiento de lo que leemos, oímos o vemos. Paradójicamente, este propósito, se convierte al mismo tiempo en una razón gravitante y suficiente para que los emisores de mensajes desacrediten esta mecánica de análisis entre el común de las personas. Ya que su difusión los llevaría a identificar sus estrategias de persuasión y convencimiento, tanto como poner de manifiesto sus intenciones de grupo.






Actualmente nada escapa del análisis del deconstructivismo sincrónico. Desde cualquier producción artística hasta la expresión más simple del pensamiento. Así haya sido planteada con buenas o intenciones ocultas. O provenga del juicio más acertado. Porque los resultados siempre estarán dentro del plano de las motivaciones humanas: la satisfacción de los deseos, el reconocimiento social y la necesidad de afecto. Naturaleza Humana. Desde esta perspectiva, nunca más, en ningún sentido, la producción artística humana será considerada únicamente como una manifestación exclusiva de la búsqueda de la belleza. Sino, más bien, como la expresión de la complicada interioridad de su autor. De tal manera que, una obra, cuanto mejor expresada será también más bella, tanto como agresiva, ofensiva, manipuladora, aduladora o segmentada por cualquier interés individual. Por eso muchas obras artísticas encuentran justificación y validez sólo teniendo en cuenta el momento de su producción.






Este mismo artículo puede ser re-estructurado para ser deconstruido sincrónicamente y así poder leer del trasfondo, el estrato social, las motivaciones y propósitos de su autor.






























miércoles, 1 de junio de 2011

Libertad de Conciencia y Religión



 Por: Eduardo Catalán



Pese a las controversias que surgen en torno a la idea de un Ser Supremo; de un Creador del Universo; de una Doctrina Verdadera, etc. Las Libertades de Conciencia y de Culto son Derechos contemplados en el Art. 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; en concordancia con el Pacto de Derechos Civiles y Políticos Artículos 18 y 27; y con el Art. 12 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Estos Derechos están estrechamente vinculados con el de la Libre Expresión, en cuanto se refieren a que nadie será molestado por sus opiniones; otorgando la Libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras: “... Ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección...”. Sin embargo, por esta misma circunstancia, ambos Derechos están sujetos – sin que esto signifique la restricción de la libre Expresión-, a ciertas regulaciones referidas al Respeto de la Persona Humana y a la Reputación de los demás. Así como también a la protección de la Seguridad Nacional, el orden Público, la Salud o la Moral Públicas.

Debido a la naturaleza misma de este Derecho – ya que su contenido está formulado en el plano de las Ideas y de las creencias- debiera comprobarse su validez aplicando el enunciado en forma inversamente proporcional. Es decir que, al mismo tiempo, se conceda también el Derecho a no creer, ni tener un culto en especial. No obstante, cuando estas Libertades y Derechos son sometidos al raciocinio popular, es imposible que estas consideraciones no atraviesen por el filtro de las barreras psicológicas; ideológicas; económicas, culturales y de clase. Entonces, es cuando su aplicación se torna conflictiva y - en ciertos casos – resulta en los conocidos enfrentamientos en donde se ve comprometida hasta la Vida Humana. Lo mismo puede comprobarse con las reacciones referidas a los Derechos relacionados con las libertades Políticas.

Llegado a este punto, nos custionamos sobre aquellos postulados religiosos que representan una amenaza para quienes comparten o no estos credos. Ya sea por sus métodos represivos, de coerción, de expansionismo y de aplicación en la realidad. ¿Bajo qué fundamento podemos empezar a valorar estos planteamientos religiosos sin desestimar los Derechos que amparan su existencia?

La Psicología Social, el Psicoanálisis y la Psicocrítica nos permiten conocer el comportamiento de los grupos para medir el carácter social y acercarnos al entendimiento de ciertas ideologías y religiones, creadas por el raciocinio Humano. De esta manera, de acuerdo a la experiencia, es posible determinar cuáles planteamientos religiosos y qué ideologías políticas debemos abrazar en función de la continuidad y preservación de la Raza Humana.

En este sentido la Historia es elocuente y nos muestra qué valores deberíamos conjugar cuando se adoptan o se elaboran ideologías políticas o postulados religiosos, sin que ello signifique repetir esquemas nefastos. Aquí, específicamente, estamos refiriéndonos a los planteamientos religiosos o políticos de corte Autoritario.

¿Qué se entiende, por carácter autoritario? El carácter Autoritario, dentro de sus muchas manifestaciones, se identifica por la condición de sometimiento hacia una autoridad como visión exclusiva de existencia. Corresponden al carácter autoritario, tanto el que se constituye en autoridad, como el que se somete a ella. Convirtiéndose en una relación simbiótica sado-masoquista. En un romance dominante, dominado. Para reforzar esta situación - conveniente para los regímenes impositivos y para planteamientos dogmáticos - se han elaborado religiones e ideologías y toda una suerte de mecánicas que justifican y perpetúan la explotación del hombre por el hombre por la intimidación y la violencia.

Siendo que es imposible desarraigar las ideas político- religiosas, nos queda tolerar su existencia en la medida que estos planteamientos representan manifestaciones de grupos sociales cuyos derechos deben ser respetados. Sin embargo, cabe resaltar una importante salvedad. Y es que - si debemos identificarnos con algún planteamiento dogmático en especial o manifestar nuestra simpatía por algún sistema político en particular - esta elección debiera siempre de estar determinada por las posturas de corte Humanista y rechazar cualquiera otra, así venga “por un mandato divino”.

El sentimiento que nos impulsa a pertenecer a grupos ideológicos o religiosos es el mismo. Se trata de la sublimación de alguna idea en especial, por la cual nos convencemos, nos definimos y nos proyectamos como parte del universo dentro de un concepto que merece nuestra aceptación y que, sobre todo, define nuestra existencia. Lo que establece que siempre habrá en qué creer y a quién seguir. Las corrientes del pensamiento son cíclicas, lo mismo que su validez y aplicación en la realidad. Sin embargo, algunas no debieran volver a repetirse, como todas las vinculadas con manifestaciones autoritarias.

Si hemos de abrazar alguna creencia o ideología debemos ser cuidadosos para descartar los planteamientos autoritarios y adoptar más bien, los que tengan como respuesta la Vida, la fraternidad, la solidaridad, la tolerancia, el respeto, la empatía ; y no la muerte, la violencia, el abuso, la intimidación, la jerarquía, el exclusivismo, la investidura intelectual, etc. Hay que sospechar de toda buena intención que venga acompañada de la imposición; de la mano dura, de la disciplina rígida, de la línea de mando; aunque parezca provenir del mismo cielo. Porque es un supuesto Verdadero que Dios respeta nuestro Libre Albedrío. Y es así, cómo uno elige todo. Lo contrario, sería una imposición y estaríamos cayendo – nuevamente - en una situación autoritaria.




jueves, 26 de mayo de 2011

TODOS NECESITAN UN TRABAJO (*)

Por: Eduardo Catalán




(*) Extracto de la serie SUNPASS







“Llegado el momento, todos deben salir al mundo en busca de un trabajo. De una actividad económica que permita satisfacer las necesidades...”.



Hoy en día, lograr una situación económica destacada, se ha vuelto una fantasía bastante popular al alcance del común de los mortales. Y, aunque a muchos les tarde toda la vida materializar esta hazaña, la mayoría prefiere continuar creyendo que el éxito, se encuentra al doblar la esquina.



Y todavía quedan lugares al sur de la Florida, donde las expectativas de trabajo continúan despertando las más descabelladas ilusiones. Extremidad pantanosa rodeada de mar caliente, cada año amenazada por devastadores ciclones, sin embargo y a pesar de la crisis, superpoblada de inmigrantes en busca de trabajo. Para algunos pocos, conseguir un trabajo es fácil. Pero, para el común de los mortales, esta tarea es una permanente lucha incierta. A pesar de todo, la convivencia es posible. Y es que, secretamente, todos abrigan la ilusión de hacerse millonarios alguno de estos días.



Piso once. El elevador se detiene. Irma da un suspiro profundo y se arroja decidida. Se contempla con atención en el espejo del lobby. Se humedece los labios con la lengua, abre grande la boca y pasa un par de dedos rápidos por las comisuras limpiándose el labial. Se nota hinchada. La noche anterior no ha bebido. Pero se siente segura con los zapatos rojos que se ha puesto. Rojos como su vestido y su calzón. Se acomoda el busto y avanza.



...¿Por qué me va ir mal?...



-Mira, mi cielo: Calela, por contrato, llega con su propia gente. Y con eso nada. Ya tú sabes...



-Cualquier otra cosita... ¿Qué tienes al medio día?...



-Irmita, te voy a hablar con el corazón en la mano. Por el momento, no tengo nada en los medios. Menos en televisión...



-¡No seas guanajo!



-Tengo otra cosa... Quizás te interese...



-¡Suéltala que hay hambre, mi negro!



El sol está rayando. Un avechucho zanquilargo hurga hambriento a orillas del canal. Armando detiene la camioneta frente a un trailer de cuatro oficinas y dos puertas. Un grupo de camioneros entra, firman su llegada y, en el acto, parten presurosos a montarse en sus volquetes. Transportan arena, asfalto e insumos para la construcción de carreteras.



En la hondonada un par de gigantescas palas mecánicas extraen pedernal, para montarlo en los volquetes. Los camioneros hacen fila esperando su turno.



Armando enciende un cigarro, lanza una enorme bocanada de humo gris y se dirige al trailer. Un hombre inmenso con el casco plástico en la punta de la cabeza sale a su encuentro.



Una nube de guasasitas feroces atraviesa mortificando el ambiente.



-¡Mi hermano!



-¡Consorte!



-¡Aquí no hay nada! ¿Ah?...



-¿Eso es lo que le parece?



-Brother, por aquí sólo hay lagartos...



El cielo ruge. A lo lejos unos relámpagos anuncian chubasco.



-Desde ahora, esta cantera será tu nuevo campo de acción... – vocifera el gigante quitándose el casquito- Tú, vas a llegarte aquí cada vez que la corporación lo pida... Vienes y recoges la orden... Tú consigues a la gente, en fin, ya tú sabes...



-¡Mi Hermano! ¡Hago lo que usted diga!... - contesta Armando, frotándose las manos...



Una bandada de loros chillones enfila en lo alto buscando refugio entre los escasos arbustos que la corporación ha dejado por los alrededores.



-Este negocio es bien variado, socio. Por ejemplo: a veces hay obras en las que tenemos que derribarnos un buen tramo de las cercas del vecindario y nosotros nos las tumbamos ¡Las que hagan falta, mi socio! Se cuenta nomás y punto... Cuando se acabe, se le llama a usted... Usted calcula, usted factura y me separa para mí un veinte por ciento por cada llamadita... Esto es grande, ¿eh? ¡Esto es grande! ¿Tú me estás entendiendo, no mi hermano?



-Claro, claro...



-Claro que también me tiene que trabajar bonito, socio... Y no me contrate indocumentados... La cosa ahora está que, ya tú sabes... En fin, Armando... ¿No le voy a estar explicando, no?... Eso sí, ¿ah? A partir de hoy, a usted mi brother, no le vuelve a faltar trabajo más nunca en la vida... Esta corporación tiene para rato...



Armando arranca feliz en pleno aguacero. Más allá se detiene un instante a observar cómo la lluvia no ha interrumpido a las palas gigantescas que, continúan infatigables extrayéndole el material al suelo, en medio de un traqueteo metálico. Lanza un suspiro ronco. Se siente orgulloso de pertenecer a la corporación. Pita el claxon saludando a los operadores de las máquinas y acelera patinando en el lodo.



...Llegamos poco después del huracán. Cuando habían habilitado sólo veinte apartamentos. Vinimos en avión, buey. Saqué licencia de conducir, me compré un coche... Y conseguí trabajo en el restaurante de los Jiménez ¡Ah!.. Días maravillosos de pobreza y de esperanzas, cabrón...



-No pensará pasarse toda la vida camelleando en esta porquería, ¿no? ... -dice Salomón con los ojos risueños.



-¿Qué más se puede hacer en este lugar?



-Fumarse un tornillito de vez en cuando, parsa... Hay que sacarle la vuelta a los gringos. Venga, yo le enseño...



Salomón ya tiene cuatro casas compradas en su pueblo. Una para cada hijo. Dice que para la mano, cuando se compre la suya. Salomón es discreto y la sabe hacer. Pero lo delata ese olor a yerba fresca que siempre trae encima.



Desde entonces, cada mañana, como parte de su rutina Amílcar se da su vuelta por el 309, el 321 y el 414 y se cerciora que no haya moros en la costa. Vigilancia que Salomón le reconoce con una onza quincenalmente.



-¡Eso no es nada, puto!... A la manager le cae mil por apartamento, buey... Lana es ya otra cosa, cabrón... ¡Quién cómo esa vieja!... -, lanza la bocanada del humo que tiene aguantado en el pecho.



De pronto suena la radio. Irma lo necesita en la oficina. Está pacheco. Se odia...



Pero acude de inmediato.



-¡Qué pedo!



Irma cuenta con Amílcar para todo. Ella no entiende ni papa del negocio de “rentar apartamentos”, pero está aprendiendo. Está allí sólo porque necesita el dinero. Esta vez tampoco está con Calela. Se muere de rabia. Lo que ella quiere es trabajar en la tele, en producción.



-¡Y pensar que hace poquito, yo tampoco sabía nada!



...Nomás era chofer de don René... Tempranito hacía el mercado para la mamá... Corriendito, le compraba el desayuno y, claro buey, su papelito higiénico con aloe vera... De allí, arrancaba a cambiar el sencillo... ¡Costales, carnal! Como de película... Antes que me dieran las once salía disparado a recoger las salsas secretas para repartirlas por los demás restaurantes... Igualito era por la tarde y antes que dieran las cuatro volaba a recoger los postres... Y nuevamente a repartirlos por todos los restaurantes otra vez... La comida ya se me caía al suelo de cansancio, buey...



-¡No mames!...



Armando está tan obeso que cada día le cuesta más bajarse de la camioneta. Eso sí, todo lo deduce en pies, en yardas... Una vez en el piso, observa complacido el trabajito que le ha encargado la corporación. Resuella. Piensa risas. Le bailan los ojos. Desde ahora vivirá gratuitamente en uno de los apartamentos... Está a cargo. Facturará la reconstrucción de los apartamentos dañados por el ciclón. Además remodelará las oficinas, la casa club, el área de la piscina, la playa de estacionamiento, la cerca...



Armando saca la raíz cuadrada de todo y separa para su socio el veinte por ciento.



-Buen negocio... – piensa dirigiéndose a las oficinas.



En el camino se cruza con Amílcar pero todavía no se conocen...



-Buenos días, vengo de la corporación...



-Ah... Pase, pase. La manager ya está preguntando por usted... – le contesta Yarasely sin dejar de maquillarse.



Está chorreadito. No ve las horas de llegar. Pedalea con más fuerza. Se está perdiendo el ¡happy hour!



Pedalea más duro.



-Felizmente, los edificios no me quedan lejos - se consuela -. Yo, que soy una tardona...



Efa trabaja de barman en el Alice Nude. Algunas madrugadas le permiten bailar y desnudarse. A veces, regresa con los bolsillos reventando de billetes. Pero inmediatamente se lo gasta todo en perico.



El gordo se da cara con el día. Se pasa un dedo con saliva por los ojos y mueve la mandíbula de arriba a bajo. Ha esperado en su escondite toda la noche. Todavía las manos le apestan a crack... Cuando den las ocho se le acercará y le pedirá lo que sea...



-Diez Dólares. Está bien... ¡Facilito!



-Es la última vez que te doy plata, Raúl... ¡Anda, báñate! ¡Y no vuelvas más por aquí!.. ¿Oíste?



El gordo se inyecta el crack. Su tos mortal se oye desde lejos ni bien se pincha... Se saca dos piedras de la boca y continúa tosiendo.



-Préndela... -dice la Mona con ojos de faroles...



-¡Caballo! La mayoría de las gevitas que bailan en el Alice Nude viven en los edificios...



-¡Consorte! Usted aquí se morbosea de lo lindo...



-Sólo tengo que ponerme la olímpica y lanzarme en la piscina...



-Armando, usted es un hombre con suerte...



- ¡Brother! Trabajo mucho para eso, mi socio...



Amir Abumahed, es más conocido como Sandokán. Él, reina como amo y señor del Alice Nude. Es pakistaní y mide casi dos metros. Tiene el rostro fruncido por una cicatriz intimidante, que le da un gesto homicida. Un bigote denso enjaula sus labios. Y sus ojos negrísimos destacan su poderosa nariz aquilina.



-A ese le falta sólo el puñal entre los dientes, buey...



...Su mujer es dominicana, cabrón. Es una de esas maniáticas de la limpieza. Dicen que nomás para en el templo. Y todos los miércoles tiran abajo el departamento. Está de pedo, carnal. Allí rezan hasta la mortificación, ese... Dicen, se dan de latigazos... Nadie sabe bien lo que pasa allí adentro, buey... Pero se oye como si estuvieran matando a alguien, ese. Con gemidos y todo. Para mí, que son cosas de la encuerada, buey ¿Cómo será? Pero cada vez que viene la policía, esa vieja abre con su vocecita de pendeja y se convence hasta al jura más maldito, ese...



-¡No mames, buey!



-Mire, la señora de 708 dice que sólo están rezando y que van a bajar la voz... Ya no va a tener ningún problema con ella, porque está advertida... - le explica el policía a Irma.



Ed, es un policía rechoncho con la cara de bebe y acné en la barbilla.



La Efa rasura pubis como nadie. Por eso Desde las dos de la tarde todas las chicas lo despiertan ¡Le tiran abajo la puerta!



-¡Muchacha! Tiene una mano bendita...



-¡Profesional!... – recalca Efa, mientras deja una vagina tan calva como la de una núbil.



También peina, hace manicura y pedicura... Por eso, a la Efa no le puede faltar su bolsota de perico... Con eso lo levantan las chicas.



-¡Ustedes me van a matar!... - grita emocionada y se aspira una rayota.



La Mona, cada día está más estropeada. Desde temprano recorre los edificios buscando que robarse. Cuando el supervisor la encuentra la echa como si fuera un perro sarnoso.



...Sé de muchos que han dejado que se la mame por diez pesos, ese... A mí nunca se me ofrece. Me saluda, nomás... Hace poquito los carros le tocaban el claxon cuando la veían con su shorcito parada en la esquina... Ahora también se la suben... Pero está tan flaca que ya no vale nada...



A partir del medio día hay amenaza de tornado.



Isolina cruza la pista con su cachorra Pastor Alemán bien sentadita en la canasta de la bicicleta. Es hija de campeona. Su madre ha capturado más narcotraficantes que la DEA. Isolina le ha puesto Anubis por su estampa regia. Se la regaló Ed, el niño policía que nunca se pierde un happy hour.



-¡Está preciosa!...- grita la gente al verla pasar.



El cielo se tiñe morado, el viento levanta todo. Isolina pedalea con el aire en contra. Pero, igual le cede el paso a una familia de patos que corre a refugiarse junto a la gasolinera. Anubis les ladra inquieta.



En los edificios no se admiten perros. Ahora Isolina tiene que convencer a Amílcar... Bueno, también al supervisor... Y a la manager...



-¡Es un Sable!... Igualito a Rintintín- grita abogando a favor “Arroz con pollo, Ed”, mote con el que se le conoce en la barra del Alice Nude.



-¡Arroz con pollo! ¡Arroz con pollo!...



Es la única frase en español que se sabe. Ed es un buen muchacho. Vive en los departamentos desde antes del ciclón.



-Aquí lo vimos crecer... - grita Manzanero grandilocuente levantando su cerveza- Yo mismo escribí la carta de recomendación...



Manzanero es el supervisor de los edificios y jura que, Ed es policía gracias a él. Es lo primero que piensa cuando se cruzan por los pasillos. Manzanero no habla ni jota de inglés y saluda a todo el mundo con un “Merry Christmas and Happy New Year...”, cualquier día del año.



-Es lo único que sabe decir, buey...



-¡Arroz con pollo!... ¡Arroz con pollo!.. -, le responde, Ed, a todo pulmón.



...Manzanero es el tío de Yarasely, buey... El suertudo se ganó la lotería de visas. Sabe de oficios como la mayoría. Entiende de albañilería, de mecánica y un poco de electricidad. Ya sacó licencia de electricista y es técnico en aire acondicionado... ¡Va de cohete, buey! En Cuba fue militar. Dicen que él y su esposa eran los chivatos de su cuadra...



...La esposa es una verdadera joyita de las tinieblas, carnal. Piadosa. Ama de casa ejemplar. Toda ella es un anís. Su ropa y su carro brillan. No hay nada que se pueda decir de su reputación. Pero su debilidad es el chisme, buey. Mata a sangre fría, con esa lengua viperina que el diablo le ha dado. Es un pajarraco de temer que se pasa el día entero llevando y trayendo comentarios.



Su otra debilidad es quejarse de Manzanero.



-¡Ya cansa, buey!...



-¡Muchacha! Ese hombre me va ha matar... Todo el tiempo metido en esa barra... - lloriquea Manuelita por los corredores.



-¡Ay, chica! Si yo te contara...



-¿No me diga?...



Les jala la lengua a los vecinos y, en el acto, corre a pasar el cuento a otro menso.



Hace años que Manzanero la ignora. Pero ella jura que, un día no muy lejano, conseguirá su atención de nuevo. Se lo ha propuesto.



-Que espere nomás...



El gordo Raúl tiene una maleta escondida con todas sus cosas en una casa abandonada. La que está derrumbada frente a los edificios. Raúl piensa sólo en beber y en drogarse. Poco a poco está vendiéndolo todo. Los inodoros, los lavamanos, los pisos... Se inyecta crack y tiene una tos fulminante.



-Armando, por favor, cuénteme más... ¿Verdad que le vio todito?



-Son putas, consorte, a propósito te lo enseñan todo...



-¿Y por qué no hay una sola por aquí ahora?



Armando se pasa el día en ropa de baño. Su gente le cumple. Armando jamás olvida pagarles su cheque semanal. Armando paga bien porque cobra caro... Por el momento, hay presupuesto. Los Seguros están pagándolo todo.



El huracán ha llevado arriba a la corporación.



...Cuando llegamos no teníamos nadita, carnal... La alfombra era nuestra cama. Si no fuera porque Isolina compró todo, no tendríamos ni un solo mueble. Comíamos en el piso, cabrón... Me traía en los bolsillos la carne que la gente dejaba de sobra en el restaurante...



- ¡No mames! ¡Qué asco, ese!



-Ni creas, carbón



...La escogía bien... Carroñaba sólo de los platos de las hueritas ¡Ellas casi ni comen! Todas delicadas cortan un pedacito y dejan todo... Un día cualquiera podía llegar a juntarme hasta veinte bistés, buey... Isolina los lavaba bien y los metía a la congeladora en bolsitas...



Salomón está colgado. Fumando porros como de costumbre en su hamaca en el balcón. Su piso tiene la mejor vista hacia norte. Desde allí, en un día soleado como aquel, Salomón llega a ver hasta el Down Town. Chupa su porro, retiene el humo y lo suelta al rato.



Una camioneta gris con letras de molde amarillas se estaciona abajo. Tres hombres con mameluco azul se preparan. Ramón queda petrificado. Bota todo. En un maletín recoge un par de cosas y sale disparado con el corazón explotando escalera de emergencias hacia abajo. Brinca las gradas de diez en diez. Debe controlarse. Llega al primer piso pálido como un muerto. Amílcar se sorprende al verlo. Salomón no articula una. Hace señas para que se acerque.



-E-e-e-e-sos... Tipos ¿Si-si-guen allí?



-¿Quiénes? ¿La gente de OTIS que está arreglado el elevador?



-¡Ah! Son de OTIS... De lejos, con esos mamelucos, hasta vi otras letras, parsa... ¡Casi me da infarto! - dice reponiéndose.



Isolina paga y se monta en la bicicleta. Pedalea feliz... Sostiene el timón con una mano y con la otra sujeta el árbol.



-Amílcar se va a quedar de una pieza... – carbura alegre pedaleando parada.



-¡Merry Christmas!... -, le gritan de un carro.



Lleva en la bicicleta un pino natural a cuestas ¡En plena US1! En cada esquina los autos le ceden el paso, pitando el claxon.



-¡Merry Christmas! ¡Merry Christmas!... – le grita todo el mundo.



Pronto estará en casa.



-¡Vale el esfuerzo!... – piensa contenta sudando a mares.



Isolina es hermosa pero está delgada. Es una mujer física y emocionalmente fuerte. A diario escribe cartas y llora sus recuerdos. Pero Isolina cree en el futuro. Lo construye diariamente. Isolina se gasta toda la plata comprando cosas para la casa. Todo se lo trae en su bicicleta. También compra regalos para mandar a toda la familia. Siempre cae rendida.



De pronto se levanta de un sobresalto, coge la bicicleta y sale apurada a comprar algo gigantesco que ha olvidado.



Indudablemente que todos necesitan un trabajo. Pero son pocos los que se conforman con lo que les toca. Irma, ha tenido que aceptar otra cosa, mientras espera una oportunidad mejor. Pero nadie goza de la suerte de Armando, que está amarrado con la corporación y para conseguir trabajo casi no necesita moverse. Tampoco, tiene idea ni le importan los apuros que afronta para subsistir Amílcar y muchos otros como él. Por eso Salomón, ha optado por las actividades ilegales y al parecer, las cosas le están saliendo más rápido. Pero, podría terminar arruinando su vida, igual como lo ha hecho la Mona o el gordo Raúl, que se dedican sólo a robar o a pedir limosna. Pese a todo, hay personas como la Efa que, todavía piensan que pueden controlar la situación.



Hoy mas que nunca, la gente busca trabajo desesperadamente. Pero las deudas, las obsesiones o los vicios se lo llevan todo. Sin embargo, también existen seres que no descansan, como Isolina, compradora incorregible. Y que, a pesar que conseguir las cosas le cuesta el doble de trabajo, ella continúa pedaleando. Sacándole jugo a su existencia.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Anomia Social y el "Crímen Organizado"



 Por: Eduardo Catalán FB








La desesperanza, el desconcierto e incertidumbre política que sobrelleva la población actualmente; agravados por ciertos patrones promovidos desde la clase gobernante, hacen que proliferen conductas delictivas y antisociales entre los sectores de menor poder adquisitivo. Sin embargo, los delitos perpetrados por el "crimen organizado" son producto de la Anomia Social. Es decir, las fechorías ideadas por "una mente criminal" que tiene acceso a canales institucionalizados –o que pertenece a los mismos-, dónde consigue información clasificada o del flujo del dinero para apropiárselo y repartirlo entre sus secuaces o grupo de poder. Revelar información confidencial para cometer delito escapa del control de los custodios del Orden. Ya que, al ser premeditado en las sombras, no se tiene la certeza de dónde y cuando se dará el golpe. Permite además, la posibilidad que alguno esté involucrado y evite patrullar por el lugar mientras todo sucede. Especulando al respecto podríamos pasarnos el día entero.







Lo que es un hecho es que, frente al “crimen organizado”, la ciudadanía está desprotegida. La institucionalización del peculado trasluce la Anomia Social que experimenta una Nación en general. La Anomia es un fenómeno social originado por la desatención de los Gobiernos de las funciones que lo definen de manera deontológica por antonomasia.







¿Qué quiere decir esto? Que, las instituciones privadas y estatales evidencian comportamientos contrarios para los cuales fueron creadas. Existe Anomia Social, cuando el banco roba; el colegio corrompe. Cuando los empleos son una estafa o cuando los centros de estudios pierden valor por pertenecer a sectores populares. O cuando se engaña en el peso; o se venden las cosas con fechas expiradas o en mal estado. Cuando se desvaloriza los productos nacionales frente a los importados. Y, claro, cuando la policía es corrupta, los jueces están comprados; o las licitaciones públicas son una farsa; o cuando se comercializa con la salud y la desgracia. Cuando los alcances del Estado no tienen nada que ver con la Canasta Familiar. Otra muestra grave es cuando la milicia se entromete en la Democracia. La Anomia es la pérdida de los Valores morales y sociales dentro de una sociedad, como producto del fracaso del programa del gobierno aplicado y de la ineficacia de la Ideología imperante.







Todos estos indicadores determinan la existencia de Anomia en una sociedad. Lo peor es que los efectos de la Anomia Social son irreversibles y queda sólo detenerla. Porque la persona pública, privada o jurídica que ha descubierto que robando, corrompiendo o asesinando,  puede llegar más lejos que honradamente, nunca va a cambiar de parecer. La Anomia se detiene de menor a mayor. El cambio debe empezar por la integridad propia, por los hogares. De allí, a las calles, los distritos, las provincias, las Regiones, la Nación en general. Poner coto a la Anomia implica un reclamo solidario sin distinciones ideológicas de todas las personas comunes, hacia las Autoridades, la Empresa, el Espectáculo, la Educación, el Deporte, la Prensa, el Teatro, la Cultura. Un “de pie” enérgico, para que no se atropellen más las Garantías Sociales.







El poder de la gente, del consumidor, del votante, del televidente, del radioescucha, de los estudiantes, de los trabajadores, de las amas de casa, de las Redes Sociales, etc., etc. Resulta inconmensurable, si en este sentido existiera un consenso. Y los gobernantes lo saben; pero también conocen nuestras debilidades y por eso se valen del engaño, la coima, la corrupción, la desinformación y del enfrentamiento de intereses para adormecer el espíritu crítico y comprar la opinión. Por todo esto, una necesidad capital, es superar la adolescencia de nuestras Democracias lo más pronto posible.







Corazón de Papel

 Por: Eduardo Catalán


Aparento ser fuerte pero me engaño...

Otra vez aquí.

Intento resistir pero me engaño...

No encuentro a dónde ir.

Y tu sonrisa, tu piel suave, tus ganas de vivir...

Te lastimé, te hice sufrir... Te he defraudado.



Compartimos el mismo lecho pero ya somos extraños...

Y tu sonrisa, tu piel suave y tus ganas de vivir.

El tiempo pasó factura y me he resignado...

Invento un futuro pero me engaño... Te engaño.

Otra vez aquí.



Corté tus alas y afilé mis garras...

Te lastimé, te hice sufrir... Te he defraudado.

Cuando te digo que todo pasará, te engaño...

El tiempo pasó factura y me he resignado.

Y tu sonrisa, tu piel suave y tus ganas de vivir...



El sol me sofoca, la noche me atormenta...

No encuentro a dónde ir.

Te digo que todo pasará pero te engaño, me engaño.

Invento un futuro, intento resistir, te hago sufrir...

Y otra vez estamos aquí.



Tus manos delicadas, tus pies pequeños...

Pero somos extraños...

Y tu sonrisa, tu piel suave y tus ganas de vivir..

Pero somos extraños...

El tiempo pasó factura y me he resignado.

Invento un futuro, afilo mis garras, te hago sufrir.

Y otra vez aquí.



Aparento ser fuerte pero mi corazón es de papel.

Te he hecho sufrir... te he defraudado, corté tus alas...

Te engaño, me engaño y el tiempo inclemente pasó factura...

Perdón mi amor...

Corté tus alas, borré tu sonrisa, marqué tu frente...

Y todavía continuamos aquí.

Íntimos, tú y yo...

Por: Eduardo Catalán




Seis lustros amándote.



Sin ceremonia ni contratos.



Íntimamente, tú y yo.



A nado.



Sin prole ni obligaciones.



Sólo tú y yo, amor ingenuo.



Mi pariente más cercano,



Flor náutica.



Luchando cuerpo a cuerpo contra la adversidad,



Anclamos en coral.



Ardieron cruces, mugió el viento,



Se sacudió el mar.



Y sobresalimos.



A flote,



Hemos tolerado, creído, errado,



Sufrido, caído, levantado.



Y continuamos como la primera vez.



Tocándonos, conociéndonos.



Sólo tú y yo, amándonos intimadamente.



Remando.



No tenemos grandes posesiones ni apuros.



Pero cuando te beso soy millonario.



Mi triunfo.



La más grande ola.



Mi valor más preciado.



Espuma celeste.



Mi testaferro, mi tesoro.



Mi barca.



Tu y yo estamos completos



Cuando tardas, desfallezco;



Necesito tu presencia,



Tu risa, tus ganas de vivir...



Como pez,



Me nutro de tu aliento y sólo un roce de



Tu vello me llena de fibra.



Me antojo de ti, cada momento



Y soy recompensado,



Sirena.



Tú y yo estamos completos,



Es una exactitud cósmica.



Tangible.



Como cielo y mar...



Íntimos, tú y yo.



Braceando infatigables