martes, 10 de julio de 2012

¿La vida es un sueño?



Hola Eduardo, te envío saludos cordiales.

Me agradaría que escribieras temas que despierten al hombre que yace dormido en las profundidades de la mente consciente y subconsciente.
Calderón de la Barca decía: " La vida es un sueño..." y tenia razón, pero como el mundo esta dormido, nadie lo leyó despierto sino dormidos. Vaya frase, leer dormido...
Que tengas un buen día.

Demóstenes Chávez, Médico Cirujano, Psicología, Filosofía, Misticismo y Marketing Digital.
© DR. DEMOSTENES MARCIAL CHAVEZ GOMEZ
http://www.whohub.com/demomarcial02


¡Hola, Demóstenes!

Cuánto quisiéramos hoy que la vida sea realmente un sueño. Me atrevo a decir que nunca lo ha sido, mucho menos, en tiempos de don Pedro. Sin embargo, la realidad amarga que imponen las desigualdades políticas, las sociales, las económicas y las culturales, actualmente exacerbadas por el poder de consumo que marca diferencias inquebrantables entre semejantes; convierte nuestras vidas en una fantasía a la medida de nuestras limitaciones. Resulta paradójico mencionar que “... leer dormido...”, connote niveles de entendimiento erróneos. Dado que el cerebro no descansa ni siquiera cuando el individuo está dormido. Existen métodos de estudio que utilizan el proceso del sueño para asimilar información. Por otro lado, La alegoría de “leer dormido...” se puede aplicar tanto a la obra de Calderón cómo a la Biblia o a La Declaración Universal de los Derechos Humanos, entre tantos.





Además, no porque el individuo se encuentre en estado de vigilia o no, se liberará de los lazos que lo atan al sueño impuesto por la ideología dominante, la sociedad de consumo, la competencia desleal y la envidia como único móvil de su desarrollo. Romper estas ataduras escapa de su facultad como sujeto, como actor social. Tampoco lo liberará comprender las razones por las que desea alcanzar tales sueños. Mucho menos, leyendo a los grandes pensadores. (Tristemente demostrado)



El peso que significa realizar nuestras fantasías materiales y a corto plazo, como añadidura, desestima cualquier información adquirida, ya sea en estado de vigilia o hasta en niveles oníricos.



Considero que las personas no andan adormecidas, sino más bien, convencidas o mejor dicho, presas de fórmulas ideológicas ajenas, de mecánicas de desarrollo inválidas y obligada a perseguir los sueños que el sistema de consumo les impone. Y como -debido a factores económicos-, nada de esto tiene fundamento realizable para el común de los mortales, tarde o temprano, aflorarán los sentimientos de angustia, de frustración y de impotencia. Y por compensación, como resultado a cambio, tendremos individuos aparentemente dormidos, pero preparados; narcisistas adaptados, listos para practicar con cinismo la competencia desleal; para desconocer la empatía, la solidaridad, la compasión, la crítica al abuso, a la injusticia, a la impunidad...



Que tengas un buen día mi amigo.



Atentamente, Eduardo Catalán