miércoles, 17 de agosto de 2011

VIOLENCIA Y PSICOANÁLISIS


Por: Eduardo Catalán


“...Creo que los ingleses, y yo me incluyo, son violentos con demasiada frecuencia; si observamos la historia, fui historiador, vemos en cuantas guerras llegamos a estar implicados...”.


Tom Sharpe

Comentario acerca de los disturbios en Londres.





Pese a que ser violento no es una atribución referida a ninguna, etnia o raza en especial; las palabras de Tom Sharpe, no sólo resultan acertadas; sino que plantean -desde su perspectiva- el argumento acerca de la preocupación que actualmente involucra el quehacer de la Psicología, la Sociología, la Antropología, la Filosofía contemporáneas y a ciertos grupos religiosos responsables. La atracción leve, mediana o patológica por la violencia, por el crimen, por los hechos de lesa humanidad impunes, los espectáculos, argumentos violentos -sin que esto signifique que el individuo participe de forma activa en ello-, cada vez más, forman parte del proceso de globalización, sin encontrar una respuesta que no sea culpar, al primero en agredir, a una etnia en especial, a la radicalización de un grupo religioso en particular o a la labor de la industria mediática en general o al avance corporacional y petrolero.



Sin embargo, mucho de esto corresponde a esa atracción por lo mórbido, por presenciar la desgracia, opinar de ella, hacerla su objetivo, ya en un grado patológico. Pero "Más Allá..." de la pulsión del placer, de las exigencias de compensación de la libido, más allá de una respuesta violenta como recurso de supervivencia. Más allá, de un más allá; existe una nefasta inclinación del Ser Humano hacia la necrofilia (1),hacia la crueldad por el hecho de sólo ser cruel. Por hacer sufrir por sufrir, por dejar sufrir a ella a él, a sí mismo, a ellos, a nosotros, a ustedes, a esos, a estos, a esas, a estas, etc, etc. (2)



Infinidad de conjugaciones que todavía encuentran justificación en los viejos clichés, en las racionalizaciones injustificables, en argumentos adrede inconsistentes, a la religión, al fanatismo de cualquier índole. En la medida que la complejidad de la naturaleza humana vaya aceptándose, también se irá controlando y reduciendo el impulso de atravesar la frontera de la violencia sin antes considerarlo.



Sabemos, conocemos las manifestaciones de la sexualidad desde un grado normal hasta extremos depravados. Lo mismo sucede con la violencia y la crueldad: está en el hombre. Pero la gran diferencia es que en la crueldad, en la violencia, no existe un grado que la califique como normal. Se es cruel o no. Tampoco existe todavía un vocablo, un antónimo, que se oponga o defina la “no crueldad”.(3)



Por esto, la violencia, la pulsión de maldad, de crueldad -que muchas veces surge hasta por causas justas-, debe ser rechazada de inmediato, ni bien surja. Este impulso debe ser trabajado, sopesado, considerado, razonado en la interioridad del individuo, antes de pasar a la acción. La violencia es Humana, pero también el raciocinio y por esto, es que se valoran a los grandes hombres y no por lo rudo, lo violento, lo agresivo que hayan sido.



(1)Erich Fromm: Anatomía de la Destructividad

(2)Derrida, Jacques: Estados del Psicoanálisis

(3) Derrida, Jacques: Lenguaje y las Instituciones Filosóficas



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